01 noviembre 2010

CANOA OPEN 2010

CRONICA DE DANIEL VELEZ BRAVO
Primer día de carrera.

Subimos al despegue alrededor de las 2:30 pm, algo ansiosos y emocionados por la espectativa.

Minutos después de estar en el despegue Nicolás Glennon pierde el ala izquierda en la carrera y aborta el despegue, terminando boca arriba en un árbol, a varios metros del despegue, con la quilla de la cometa rota, y un pequeño raspón en la nariz.

Una vez logran bajar a Nico del árbol en que queda aterrizado, continuamos con los despegues, que terminan siendo incluso menos turbulentos que los de los días previos.

Con tiempo de sobra, paseamos por el despegue, jugando con las nubes a 400 mts sobre el mar.

Llega la hora de salida, y me coje un poco descuadrado, sin alcanzar a ubicar el arnés en la posición ideal, y con un cuarto menos de geometría, pero no hay tiempo que perder. Acelero a 120 km/h hacia la siguiente loma y quedo ubicado de primero, seguido por Raul Guerra, mientras que Dustin trataba de recuperarse de un mal start, y nos seguía casi 1 minuto detrás.

En la primera baliza hago un giro muy justo, y el computado de vuelo no me evidencia haber cogido la baliza, por lo que tengo que virar de nuevo a tratar de marcarla, haciendo un giro más agresivo justo enfrente de Raul, perdiendo 25 segundos, pero saliendo delante.

De allí, Dustin decide intentar el segundo start y deja de perseguirnos.

El viento baja un poco su velocidad, por lo que nos desaceleramos en los planeos con el fin de mantener los márgenes de altura. Voy cómodamente delante de Raul y éste no está presionando mucho, por lo que no me exijo demasiado.

Finalmente termino la prueba en 43:19, y Dustin completa el recorrido en 40:19.

Una vez termino la prueba, decido juntarme con Mauricio Hoyos y con Anibal García, que han tomado la salida de las 4:45, 15 minutos atrás. Los acompaño en la última pata de su vuelo, tratando de llevarlos y acelerarlos un poco. Vamos al sur, y luego viramos hacia el norte, tomamos la última baliza con Anibal, y cuando vamos de regreso, a 140 metros del suelo en busca de la ascendencia en la primera loma, Dustin pasa por encima nuestro y me hace señas que lo acompañe hacia el norte de paseo…

Abandono a Anibal a su suerte, quien después me cuenta que llegó a la loma del hotel (90 mts), pero que no paró y siguió de largo hacia la meta, pasando un dificil tramo al que le tengo muchísimo respeto, pero logró finalmente hacer la meta sin inconvenientes.

Por mi parte, me aventuro con Dustin 10 kilómetros más hacia el norte, sobre unos bajos acantilados contra los que golpea el mar, y sin carreteras de acceso. Afortunadamente la marea está un poco baja, y se asoman unas pequeñas playas que aseguran que uno no se accidentaría en el evento de quedarse bajo.

Volamos hasta la punta más septentrional de Suramérica, y cuando viramos de regreso, a las 5:55 pm, el duro viento nos pone a caminar a 25 km/h.

Dustin acelera hacia el aterrizadero y se me pierde en la oscuridad de la tarde, la humedad del aire que nubla el visor del casco, y el espeso bosque que hay junto a los acantilados.

Respiro hondo y me devuelvo lenta y conservadoramente, a 300 mts de altura sobre el mar, durante 10 km que avanzan penosamente.

Al final de los riscos más complicados, Dustin está esperándome para asegurarse que no me quede en emergencia solo, y finalmente aceleramos a 70 km/h hacia la meta, muy juntos, para hacer una pasada conservadora por el hotel, y aterrizar luego como una reina.

Solo caras felices en la meta. Mauricio, Anibal y Campeche hacen la meta. Incluso Campeche la hace muy rápido (definitivamente entre los 10 primeros) pero deja su gps prendido y pierde el registro de su vuelo, perdiendo todos los puntos posibles.

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